El Oro y la Ceniza – Eliette Abécassis

El sheol[9], decía ella, el sheol está situado bajo tierra y se parece a la morada de Hades en su espantosa podredumbre hielo horror y sangre y todos viven desnudos allí, decía, en una noche absoluta, una especie de vida desencarnada, y están encerrados bajo llave lejos de Dios, que no se interesa para nada por ellos igual que ellos no se acuerdan para nada de él y para los muertos, decía, ¿obras prodigios sí para los muertos obras prodigios y los muertos en vida? ¿Y para las sombras obras prodigios y para las sombras obras prodigios se explica ella en el sepulcro y piensa en su abuela y en su bondad su fidelidad en el abismo hasta el fondo de la fosa y pregunta dónde están los prodigios y la justicia en el país del olvido? Entonces dice hasta en la muerte es preciso un recuerdo y en el sheol reino de los muertos cuyos porteros mantienen bien echado el cerrojo allí se halla la multitud de todos los reyes y todos los príncipes y todos los guerreros y los hombres del pasado y el polvo es su sustento y el fango es su alimento ¿has visto a ese a quien nadie presta ya atención? Los restos del plato las sobras tiradas en la calle las come sí es el sheol subterráneo que se agita y despierta a las sombras y a todos los poderosos de la tierra y hace levantarse de sus tronos a todos los gritos de las naciones y todos participan para declararlo y ahora está anonadado como todos semejante pues su fasto ha sido precipitado también en el sheol con la música de sus arpas y bajo él se extiende un colchón de gusanos y está cubierto de larvas Él

Todos asesinados degollados por la espada y las sepulturas están situadas en lo más hondo de la fosa los que sembraban su terror sobre la tierra de los vivos allí está el mal y todas sus multitudes alrededor de su sepultura todos asesinados bajados a las profundidades de la tierra y ante la prosperidad de los impíos y la persecución de los justos ella dice sí ella dice que no hay que darle a Hitler una victoria postuma dice en pie Dios levanta la mano no olvides a los desdichados y ¿por qué el impío desprecia a Dios y se dice que no castigas?

Dice poco faltó para que mis pies no resbalasen y no se descarriaran mis pasos pues estaba celosa de los impíos al ver la prosperidad de los malvados no sufren ningún tormento están gordos no sufren ningún tormento no reciben golpes como el resto de la humanidad y por eso la arrogancia es su collar y se cubren de violencia como si fuera un manto

No acababa nunca de explicar las salas herméticas destinadas a la asfixia por gas, las bocas por las que se hacía caer el zyklon B se sabía de memoria las fechas de las primeras aplicaciones del método y luego el descuento de las víctimas la macabra aritmética del genocidio capacidad de tratamiento de la máquina detenidos matriculados registro de los fallecimientos encontrado en Moscú convoyes llegados de los países del Este efectivos haced recuento haced recuento rápido y no olvidéis nada trasvase de detenidos de un campo a otro y número número número de muertos pero sobre todo número exacto incluso en el desbarajuste de los últimos meses y en las marchas del invierno de 1944-1945 número y no nombres

Entonces lo oí, sí, oí la música de Wagner, el Rienzi que rugía y que aullaba y que capturaba el alma y la impulsaba hacia el gran tormento del poder. Después oí la música de Elgar que transportaba mi corazón hacia alturas insondables, que lo atravesaba y lo hacía resonar, que lo ensanchaba y lo traspasaba y que, con un solo gesto, lo arrebataba y lo llevaba hacia el otro mundo. Mil truenos estallaron bajo mi cráneo: el mar embravecido anunciaba el diluvio cósmico, el gran final.

No, no era ya la música de Elgar, era la de Schonberg: disonante, chirriante, en ella se entrelazaban varias voces, pero no se respondían, iban paralelas sin mezclarse nunca y la ex-trañeza de esta música era el reflejo de la del hombre en este mundo posterior a la Shoah. Esta música era el pavor frente a la total incongruencia de esta vida; sus cuerdas vibraban con el Mal. Con Elgar había una expectativa de algo, aunque fuera algo terrible, con Schonberg o Berg no se esperaba nada, se tenía simplemente ante sí la imagen de este mundo extraño, impenetrable, de este mundo incomprensible, de este mundo de después de la Shoah. Ya no se escriben poemas después de Auschwitz; o bien se escribe otro tipo de poemas, como se escribe otro tipo de música. Después de Auschwitz, la música ya no es música, la música chirría y vibra, no es bella, es rara, no embelesa, no arrebata, perturba, importuna, zarandea, retrocede, alarma, se acerca temblando. Su estremecimiento es un sonido sin armonía.

Entonces el grito terrible de Lulú desgarró el cielo y se oyó un alarido, un clamor dirigido a la vida a la muerte al amor. La música desestructurada había absorbido el pulso de la Shoah; el Kaddish de Bernstein resonó en mi cabeza, era un grito de mujer, grito de amor grito de muerte, el kaddish[10] estalló en mi cabeza sin dejar espacio para nada más, el kaddish resonó en el campo sin dejar margen para hacer nada más: lanzar alaridos y alaridos hasta el fin de los tiempos, alaridos salidos del peor estruendo del alma, mil tormentas trombas trombas de notas lluvia de ritmo ritmo y cadencia pías pías pías terrible estrépito sonoro tocad los instrumentos de cuerda y vosotros los de percusión ladrad aporread aporread los oídos vamos patalead haced sonar el gong haced doblar las campanas las campanas por la muerte del hombre tocad tocad y vosotros los de viento ¿vais a tocar? ¿O es que estáis escasos de aliento faltos de viento faltos de viento faltos de viento lanzad el grito primigenio surgido del fondo de las edades del fondo de los tiempos del fondo del ser y de la nada llamar a la vida a la muerte al amor llamar sí pronunciar todos los nombres uno a uno desde el confín del mundo decir decir decir oigo resonar el kaddish que nunca se ha compuesto oigo el kaddish grito de muerte venido del confín del mundo lo oigo venido del fondo de las almas tienen correa larga esas almas todavía se cree que existen y que son inmortales y dicen que no están muertas pero no es el cuerpo lo que mataron aquí aquí aquí ya lo hemos visto ese cuerpo aniquilado el asesinato de Auschwitz es el asesinato del alma nunca se compondrá el kaddish que proclame la gloria de Dios y el de la víctima que penetra en la muerte sin el alma.

Ya no se escriben poemas después de Auschwitz; pero ¿se forman frases? Frases llenas de palabras construidas, amontonadas, apretadas apretadas unas detrás de las otras, en fila india, palabras apretadas en un texto, sofocantes palabras. Ya no se habla después de Auschwitz. Huir, evadirse de este mundo, sustraerse y hacerse ajeno a él huir de la mácula, del abismo infernal de este bajo mundo, no beber sus aguas amargas, no llevar en alto sus pesadas cargas, no soportar a los enemigos inflamados de cólera, a los amigos vueltos en contra de uno. La tierra estéril, el agua amarga, el aire asfixiante y el fuego destructor. Todo en este mundo, la materia, el fuego, el agua, forma una sima tenebrosa en la que no paran de caer estos hombres, provocándose heridas y llagas purulentas.

Entonces hay que huir, huir de veras, huir de las fosas y las cárceles, del oleaje de este mar agitado, de las murallas de las ciudades y los fosos, y de los cuerpos de los hombres ahogados, pues allí está el infierno, y yo estoy en peligro de naufragio en las fauces del monstruo devorador y pronto sí pronto me quemará el viento tórrido y tendré miedo. Yo que era un dios fulgurante, resplandeciente de gloria, me hallo ahora atrapado, mordido, despedazado, me hallo ahora repugnante, cubierto de pus y de negras llagas y en mi horizonte de fuego sólo existe el dolor y la muerte cuándo dejarán de gritar en mi oído las voces cuándo dejarán de perseguirme y acosarme por todas partes toman impulso dentro de este cráneo lo persiguen y lo acosan yo que había conocido el pleroma[11] en su seno eterno era preciso que lo conociera yo que era esta fuerza inmutable y serena él el juguete de la historia él el protagonista de la aventura intemporal se halla ahora desnudo desgarrado por los perros se halla ahora sacudido en carros atestados de esqueletos entre los flacos cadáveres desarticulados descompuesto se halla ahora destruido y colgado en la última horca entre rueda hierro y ascua en una larga cárcel cegada con barrotes mirándome clavándome el dardo de sus ojos desorbitados

¿Quién es? preguntan. ¿Es uno? ¿Es varios? ¿Astuto o cobarde manso como un santo o colérico? ¿Lo veis con la horca en la mano acechando a los condenados que va a meter en el horno recogiendo haces de leña para alimentar el fuego de su Infierno seductor sí porque seduce con su inteligencia y su temperamento posee la sabiduría tiene el poder de creación y de destrucción la fuerza invencible, el conocimiento él es el que lo ve todo el que observa a los habitantes de la tierra y moldea su corazón atento a sus obras escucha a los que gritan aconseja y las aguas lo ven y tiemblan y el propio abismo se estremece y las nubes descargan sus trombas los nubarrones aportan la voz el fragor del trueno desgarra el cielo y los relámpagos iluminan el mundo la tierra ruge cuando él aparece él es el amo del mundo y sin embargo nadie conoce sus huellas apenas se le ve apenas se escucha su paso ligero una resonancia un silbido nada más este ser es temible por la fascinación que ejerce sobre todos y que los precipita en el abismo el asesinato es su ocupación la destrucción la finalidad de su vida él es la gran serpiente de mordedura sangrante tetanizante que deja manar la sangre mala emponzoñada por su veneno es el maestro de la estrangulación que se enrosca en torno al cuello del animal y lo aprieta hasta que la bestia se ahoga con los ojos desorbitados y hasta que ve el último estertor de agonía fascina a los seres impulsa a las víctimas a correr hacia todas partes desesperadas hasta el agotamiento no conoce la piedad no ha perdonado a nadie la conciencia no es su fuerte nada lo atormenta si no es la ausencia de crimen vive sólo para el asesinato del que es siervo el celoso siervo

Qué tiene contra él qué le reserva desde que lo vio nacer en este mundo sintió que allí había un ser digno de un trato más refinado pero no menos cruel que necesitaba un poco más de atención de perfeccionismo tenía por fin un enemigo digno de ese nombre alguien con quien podría dialogar y todo el universo era cómplice este universo del que se ufanaba el otro proclamando su bondad la tierra que acepta a los fusilados recubiertos de cal es cómplice y también el aire que es gas y todo y el fuego que arde en los cuerpos pero el agua no sólo el agua es inocente del asesinato de Auschwitz y por eso me atrae tanto sería como un desafío un reto una puesta a prueba

Tenía que pellizcarme el brazo para cerciorarme de que era yo el que estaba allí me dolía la cabeza sentía unas náuseas terribles era como si mi conciencia se desgajara un poco de mí mi alma era una llama cuyo vapor liviano transparente despegaba mi semblante humano llevaba una máscara una máscara de cera una máscara sardónica de sonrisa maligna maligna maligna.

Entonces el testigo se desvanece no hay conciencia posible ante eso ningún cara a cara.